El Campo del Moro es mucho más que un jardín: es un espacio verde donde arte, historia y naturaleza dialogan en armonía. Muchas veces cuando vamos a un parque madrileño buscamos sólo un lugar donde relajarnos y desconectar de la ciudad, pero ¿y si además de eso podemos encontrarnos con un espacio que es historia viva de Madrid? El Campo del Moro lo es; prueba de ello es que fue declarado de interés histórico-artístico en el año 1931.
Ubicado a orillas del río Manzanares, es uno de los tres jardines del Palacio Real, y aunque fue proyectado en 1844 su aspecto es bastante diferente al que ideó el arquitecto que lo diseñó. ¿Por qué? ¿De dónde proviene el nombre del jardín? ¿Qué pasadizo se esconde en él? Hoy responderemos a éstas y otras preguntas mientras damos un paseo por el Campo del Moro, un jardín que merece la pena disfrutar con calma y que toma el relevo de Castellana 81 dentro de nuestra sección Rincones de Madrid.
EL PULMÓN DEL MANZANARES
El Campo del Moro se extiende a lo largo de 20 hectáreas y fue proyectado a mediados del siglo XIX por el arquitecto Narciso Pascual y Colomer. El terreno en el que se ubica es un lugar complicado, ya que salva un desnivel abrupto entre el río Manzanares y el Palacio Real.
De hecho, anteriormente a la construcción del Palacio Real ya hubo varios intentos para ajardinar la zona, pero casi ninguno consiguió llegar a buen puerto. Sí lo logró el de Juan de Villanueva en 1810, pero la estructura del recinto fue remodelada por completo con el proyecto de Pascual y Colomer (arquitecto que construyó también la Plaza de Oriente).
Un dato curioso es que para nivelar el terreno y salvar la pendiente que había se utilizaron cascotes de iglesias y casas que habían sido demolidas al ampliar la Puerta del Sol. El nombre del jardín recuerda un momento histórico: cuando Alí Ben Yusuf atacó Madrid en el año 1109 en su intento por recuperar Toledo. Las tropas musulmanas acamparon en la zona donde ahora se encuentra el jardín, de ahí el término de Campo del Moro.
UN JARDÍN DE MUCHOS ESTILOS
Pascual y Colomer proyectó un jardín de estilo formalista. Se instalaron dos grandes fuentes (la fuente de las Conchas y la fuente de los Tritones) y se construyó un largo paseo principal, pero el arquitecto no pudo ver terminada su obra, pues el trabajo se suspendió con la revolución de 1868.
El proyecto se retomaría bastantes años después (ya a finales de siglo) por el arquitecto Ramón Oliva, que continuó por una línea más naturalista y romántica. Oliva mandó plantar casi 10.000 árboles y más de 20.000 arbustos (destacando entre ellos 400 palmeras y más de 12.000 rosales), y creó caminos escondidos, como el de las Cadenas o el de las Cuatro Llaves.
La mezcla de estilos quedó todavía más patente cuando Enrique María Repullés construyó en 1898 casitas tirolesas de madera, casi al final de las obras del jardín.
A pesar de que el Campo del Moro no es un jardín homogéneo, nosotros pensamos que éste es precisamente un atractivo suyo, ya que paseando por él se pueden observar distintos estilos arquitectónicos producto de diferentes momentos históricos. Como ejemplo de construcción curiosa, valga el pequeño chalé de corcho edificado a mediados del S. XIX y que convive con el resto de elementos.
¿SABÍAS QUÉ…?
En 1810 Juan de Villanueva construyó un pasadizo artificial que se llamó Túnel de Bonaparte y que conectaba el Palacio Real con los Jardines de la Casa de Campo. Una parte de este pasadizo se situaba en el Campo del Moro, y aún hoy pueden verse allí algunos tramos.
Fotografías 01, 02, 03, 04, 05, 06, 07 y 09: Manuel
Fotografía 08: losmininos
Comentarios
Estupendo reportaje sobre el Campo del Moro, me ha gustado mucho. Tengo que reconocer que no los conozco y aunque soy de Madrid no he ido nunca. Estoy segura de que van muchos más turistas, gente del resto de España y extranjeros, que ciudadanos madrileños. Es lo que tiene: yo ahora vivo en Roma y he ido a sitios maravillosos a los que no han ido gente del lugar con los que he hablado. En cuanto vuelva a Madrid, lo primero que haré sera ir al Campo del Moro. Gracias.
Entrada
Hola Irene, qué bien que te haya resultado útil el artículo! Estamos de acuerdo contigo, muchas veces nos preocupamos por visitar todo cuando vamos a otra ciudad pero desconocemos lo que tenemos en la nuestra. Por suerte Madrid nos ofrece muchísimos rincones que merecen la pena conocer: el Campo del Moro es uno de ellos. Gracias por comentar y un saludo!!
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