Muchas veces convivir en una comunidad de vecinos es una tarea que no resulta fácil, pues surgen discrepancias que pueden originar tensiones. Tener una convivencia en armonía con los vecinos es un factor al que no se le suele dar la importancia que tiene; un trato difícil entre vecinos puede ocasionar verdaderos trastornos para los inquilinos de una escalera. El arte de saber convivir no está al alcance de todos, y hay una serie de problemas que suelen ser el denominador común de los españoles. Veamos cuáles son.

6 PRINCIPALES FOCOS DE DISPUTAS

Existe una ley que regula cómo debe ser la convivencia entre vecinos (la Ley de Propiedad Horizontal), pero aún así son frecuentes los problemas en muchas comunidades de vecinos. Lo primero que se debe hacer siempre es buscar una solución dialogada; en este sentido, el presidente de la comunidad deberá mediar para intentar alcanzarla. Si no lo consigue, la solución deberá buscarse en una junta de vecinos, y como último recurso estarían los tribunales. Por otro lado, el papel de un administrador también puede resultar decisivo para alcanzar un consenso. Recientemente el Colegio Profesional de Administradores de Fincas de Madrid (CAFMadrid) ha publicado un informe que pone de relieve cuáles son esas principales causas de desencuentro. Son estas seis:

1. Impagos: los vecinos morosos son el mayor problema de una comunidad de vecinos hoy en día, y lo peor es que resulta muy complicado encontrar una solución rápida para exigir que cumplan sus obligaciones. Se recomienda siempre usar la vía judicial y evitar cualquier tipo de coacción o amenaza.

2. Ruidos: un clásico en la convivencia de una escalera, tener un vecino ruidoso y que no respeta el descanso de los demás. Hablar con tu vecino hasta agotar el diálogo es el primer paso para solucionarlo; si el entendimiento no es posible, habría que llamar a la policía. Si aún así los problemas persisten pasaríamos al tercer paso: interponer una demanda.

3. Obras comunes: las obras comunes en una comunidad muchas veces generan desacuerdos (el de la instalación de un ascensor, por ejemplo, suele ser muy habitual). Lo normal en estos casos es que cada vecino aporte una cantidad económica en función del uso que haga de esa obra, pero no siempre se llega a un acuerdo.

4. Obras particulares: las reformas también suelen ser focos de conflicto con los vecinos, pues son muy molestas y generan suciedad. Cualquier vecino tiene derecho a reformar su casa, pero deberá hacerlo en horarios que perjudiquen lo menos posible, y con la mayor limpieza que pueda.

5. Desperfectos: los desperfectos como humedades o grietas (producto estas últimas de alguna obra) suelen generar disputas. La ley dice que el coste de estas reparaciones debe asumirlo quien las haya causado, por lo tanto no ha lugar a muchas discusiones. En cualquier caso, un seguro a terceros puede evitar males mayores.

6. Zonas comunitarias: ¿cuántas veces un vecino se ha apropiado de un espacio que no le corresponde a él en exclusiva, como por ejemplo una pequeña terraza? Ante estos casos la vía judicial se plantea como el único camino cuando se ha agotado el diálogo, y aún así no siempre resulta fácil conseguir el resultado esperado.