El Edificio Torres Blancas destaca del resto de las construcciones de Madrid por su original forma y un perfil inconfundible. Esta construcción se estructura a base de cilindros yuxtapuestos que dan lugar a balcones semicirculares; se trata de un edificio diferente e innovador, bastante arriesgado para la España de los 60, cuando la mayoría de las edificaciones eran grises y poco o nada modernas. Cuando el proyecto estuvo terminado no a todo el mundo le gustó; de hecho, aún hoy en día (50 años después de su construcción) suscita opiniones encontradas. El edificio encierra una pequeña historia de lo pudo ser y no fue; nosotros la contamos en nuestro apartado Lugares con mucha Historia, que habíamos dejado con el Edificio Telefónica y hoy retomamos con otro edificio muy especial, el de Torres Blancas.

DOS IDEAS QUE NO PUDIERON REALIZARSE

Ubicado en la Avenida de América, el Edificio Torres Blancas fue construido durante la segunda mitad de los años 60 por el arquitecto Francisco Javier Sáenz de Oiza.

El edificio tiene más de 80 m. de altura y un total de 23 plantas con viviendas y oficinas, además de una gran azotea con piscina. Las dos primeras curiosidades de este edificio provienen de su nombre: ¿por qué torres, en plural, si sólo hay una edificación? ¿Y por qué blancas? Ambas cuestiones fueron dos ideas originales de Sáenz de Oiza que finalmente no pudo llevar acabo. El proyecto inicial pretendía que el edificio tuviera dos torres, pero finalmente se quedó sólo en una por problemas burocráticos (el proyecto era demasiado arriesgado para el momento y el Ayuntamiento de Madrid sólo permitió construir una). Respecto al color, inicialmente se pensó en hormigón blanco para revestirlo, pero se desechó la idea debido al elevado coste del mismo y se realizó con el hormigón gris que conocemos actualmente.

UN ENCARGO DEMASIADO VANGUARDISTA

Torres Blancas fue un proyecto demasiado avanzado para su época. Cuando Sáenz de Oiza recibió el proyecto se le pidió una construcción muy vanguardista, y el arquitecto trabajó durante años hasta darle forma.

Proyectó un edificio con estructura de árbol, donde los balcones emergían a modo de hojas redondeadas. El planteamiento de Sáenz de Oiza fue cambiar el skyline de la zona, provocar sorpresa y admiración con un edificio distinto a todos los del lugar, y ciertamente lo consiguió.

El edificio ganó el Premio de la Excelencia Europea en 1974, pero aún así recibió criticas por su atrevimiento. Económicamente, el proyecto fracasó, lo que obligó a Sáenz de Oiza a aceptar una de sus viviendas como parte del pago del trabajo (el arquitecto vivió allí el resto de sus días). A pesar de todo, este edificio sigue siendo uno de nuestros preferidos en Madrid y recomendamos su visita a quien no lo conozca.

Fotografía 1: Álvaro Ibáñez

Resto de fotografías: Metro Centric