El suelo radiante es un sistema de calefacción que cuenta con una serie de ventajas e inconvenientes que deben valorarse antes de su instalación. En los días de frío es fundamental que una casa esté bien acondicionada para producir y retener el calor de la mejor manera. En su día ya hablamos de la importancia que tiene el aislamiento en un hogar. También hablamos de un sistema de calor no contaminante como la aerotermia, y dedicamos un espacio de nuestro blog al termostato inteligente. Y es que el ahorro energético es un factor muy importante en cualquier hogar del S. XXI. El suelo radiante empezó siendo muy minoritario en España pero cada vez resulta menos desconocido, ya que aumentan los hogares que se deciden a instalarlo. En cualquier caso, es importante conocer algunos aspectos de este sistema de producir calor. Por ejemplo, ¿sabías que existen dos tipos de suelos radiantes? ¿Eres capaz de valorar sus ventajas e inconvenientes? Veámoslo.
DOS SISTEMAS DIFERENTES
Un suelo radiante puede funcionar de dos maneras: por agua caliente o por electricidad. El suelo radiante por agua caliente funciona de forma parecida a como lo hace una calefacción por agua caliente; una caldera genera el calor y éste se distribuye a la casa mediante una tubería que se instala debajo del suelo. Esta tubería (o tuberías) se instalan antes de colocar el pavimento de la casa, y debajo de ellas se coloca un aislante para evitar la pérdida de calor. Sobre las tuberías se coloca una capa de un material poco aislante, para que el suelo de la vivienda reciba el calor y se mantenga cálido. Otro tipo de suelo radiante es el que funciona por electricidad. En este caso, el sistema puede ser mediante resistencias eléctricas metálicas o con fibras de carbono. Al igual que ocurre con el suelo radiante con agua caliente, se instala un aislante térmico debajo y un material poco aislante por encima, para que el suelo se mantenga cálido.
VENTAJAS Y DESVENTAJAS
El ahorro es unos de los principales argumentos que esgrimen los partidarios del suelo radiante. Se calcula que la instalación de un suelo radiante puede suponer un ahorro que oscila entre el 10 y el 20% respecto a otros sistemas de calefacción. Este ahorro se consigue gracias a la temperatura de impulsión del suelo radiante, sensiblemente inferior respecto a la de otros sistemas (prácticamente la mitad). Otra ventaja del suelo radiante es la sensación de confort que produce: poder caminar descalzo en invierno sintiendo calor en los pies no es posible con otros sistemas de calor. Además, el calor se reparte más uniformemente y llega mejor a todas las estancias de la casa. Por otro lado, el suelo radiante no produce corrientes de aire ni reseca el ambiente, utiliza energías renovables y respeta el medioambiente, al no requerir radiadores no ocupa espacio, y la instalación que calienta la casa en invierno puede usarse para refrigerarla en verano.
Si tenemos que hablar de inconvenientes, el primero que debemos citar es su inversión: bastante superior a la de otros sistemas. Además de ser más costosa, es una inversión dificultosa y prácticamente inviable en casas antiguas (a no ser que se esté dispuesto a afrontar una obra bastante compleja). Es un sistema más lento, pues la casa tarda más en calentarse, y otro inconveniente que podría achacarse al suelo radiante es que los resultados pueden ser muy poco satisfactorios si los materiales utilizados no son de primera calidad. Asimismo, el precio será muy diferente dependiendo del material instalado. También debe realizarse un buen mantenimiento de las instalaciones para evitar su deterioro; este mantenimiento deberá realizarlo un profesional cualificado para ello.
Fotografías 01 y 04: Chixoy
Fotografía 02: H.Raab