La Plazuela de San Javier es un pequeño tesoro escondido en el centro de Madrid que si no lo buscas expresamente es muy probable que no lo veas. Porque esta minúscula plaza está considerada la más pequeña de Madrid, y dada su ubicación (la plazuela está situada en pleno barrio de Palacio pero es una prolongación de la calle del Conde y permanece casi oculta entre las callejuelas de la zona) no resulta fácil dar con ella.
Nosotros diríamos que si el paseante no tiene una idea de dónde está lo más seguro es que no la llegue a encontrar nunca, pues en esa tela de araña que parecen las calles del casco urbano madrileño la Plazuela de San Javier es muy fácil que pase desapercibida. Pero hay que decir que quien da con ella se lleva una sorpresa muy grata, pues es una plaza preciosa que tiene muchísimo encanto. En ella apenas hay ruidos, pues se encuentra casi aislada, y cuando uno la visita parece que ha salido de Madrid, pues ese bullicio tan característico de la capital, con su tráfico y sus ríos de gente, ha desaparecido por completo.
Otra sensación curiosa que deja la Plazuela de San Javier es el modo en que ésta aparece; el visitante tiene la impresión de que la plaza ha brotado de la nada, porque mientras camina por la calle del Conde de pronto se encuentra en medio de ella, sin ser muy consciente de cómo ha llegado. Esto se debe a que la plazuela prácticamente se solapa con la calle, sin que apenas haya transición entre una y otra. Y es que esta placita es como una pequeña aparición para el caminante; tal vez por eso conserva cierto punto de misterio y leyenda que la convierte en un lugar todavía más atractivo. Hoy la hemos elegido para nuestra sección Rincones de Madrid, que habíamos dejado después de visitar la Iglesia de San Antonio de los Alemanes. ¡Acompáñanos!
UN RECODO DE MEDITACIÓN
La primera documentación existente de la Plazuela de San Javier es el plano de Texeira, de 1656. Muy cercana a la Plaza de la Villa, el nombre de la plazuela se debe a una imagen de San Francisco de Javier que la Compañía de Jesús tenía en una casa que allí se ubicaba. La plazuela es tan pequeña que sólo tiene dos números.
Situada a unos minutos de la Plaza Mayor, queda enclavada en el Madrid de los Austrias y tiene todo el encanto de los edificios y rincones del Madrid de aquel tiempo. Su solar fue construido entre los siglos XI y XII, y en él fueron encontrados restos islámicos. La plaza es casi de cuento, diminuta en su extensión pero bella y recogida, con todo el sabor del Madrid más castizo. El propio Ramón Gómez Serna diría de ella que es como “un recodo de meditación en que se fragua lo muy madrileño”. La plazuela está compuesta por tres fachadas que forman parte de la Historia del Madrid antiguo.
En una de ellas se ubicaba el desaparecido Palacio de Revillagigedo, que fue sustituido por el edificio que hoy se ve, donde vivió el escritor Eugenio d´Ors. En las otras dos se levanta un edificio construido entre los años 1610 y 1625 (a pesar de su inscripción de 1724). El edificio fue remodelado en los 90 por el arquitecto Juan López y albergó galerías subterráneas durante la Guerra Civil. Aún pueden verse los bonitos dinteles de piedra que sobresalen del ladrillo rojo, decorando su fachada.
UN MESÓN HISTÓRICO
En el lado sureste de la plazuela se ubicaba el mesón de San Javier, histórico lugar al que alguna vez acudió el bandolero Luis Candelas, y que en el siglo XVI se cree que pudo alojar a un lacayo de Felipe II. El mesón fue reformado en 1949 por el arquitecto Enrique Luchetti, que lo reconvirtió en restaurante. El propio Gómez de la Serna se refirió a él en su libro Elucidario de Madrid.
¿SABÍAS QUÉ…?
En la Plazuela de San Javier tienen lugar varias escenas de la mítica zarzuela Luisa Fernanda, que fue estrenada en el Teatro Calderón en 1932.