El Cine Doré es uno de esos lugares mágicos que todavía pueden encontrarse en Madrid; visitarlo es retraerse al ambiente de los antiguos locales madrileños. Hace ya un tiempo hablamos en este blog del Monumental Cinema, un recinto inaugurado en los años 20 en plena Plaza de Antón Martín, donde se presenciaban proyecciones de películas y espectáculos de teatro. Muy cerquita de allí (ni a dos minutos andando) se encuentra este maravilloso Cine Doré, un pequeño espacio contemporáneo al Monumental Cinema y muy ligado a él desde el punto de vista cultural.
En el Doré todavía pueden verse interesantes películas y ciclos de cine, alejados en la mayoría de los casos de los circuitos comerciales de la industria cinematográfica. A nosotros nos encanta este lugar no sólo por su valor histórico y cultural, sino porque además tiene una decoración fascinante y conserva un ambiente que invita a imaginar un Madrid de otra época. Pero el Cine Doré es hoy lo que es gracias al importante trabajo de restauración que se hizo en su día con él. Nuestra anterior parada en lugares rehabilitados de Madrid fue en la muralla musulmana; hoy te proponemos que vengas al cine, pero a un cine especial y diferente: el Cine Doré.
UN EDIFICIO DE CUENTO
Corría el año 1896 cuando se instaló en Madrid el primer cinematógrafo de España. Fue en la Carrera de San Jerónimo, y desde entonces empezaron a brotar en la capital diferentes salones, teatros y salas de fiesta donde se proyectaban películas. Uno de esos locales fue el Cine Doré, abierto al público en la calle Santa Isabel en el año 1912 (aunque fue en 1923 cuando se construyó el edificio que hoy conocemos).
Sólo la decoración de la fachada es de por sí fascinante: esa pared rojiza con seis columnas blancas y motivos ornamentales en sinuosas formas, también de color blanco, con el rótulo de Cine Doré enmarcado en una superficie ovalada. Al encontrarnos con la fachada tenemos la sensación de estar en un lugar de cuento, como si de repente se hubiera cambiado el decorado de la ciudad y nos encontráramos ante una casita encantada. A ello contribuyen en buena parte los decorados de escayola y los adornos que hemos descrito (todos ellos elementos barrocos y de Art Nouveau), muy usados en los cinematógrafos de entonces y que se colocaban para atraer la atención de los viandantes.
El recinto tenía capacidad para 1.250 espectadores, y en su interior se cuidaron todos los detalles para hacer del lugar un espacio acogedor y apetecible. Prueba de ello es que en su día se le encargó a un especialista en el diseño de muebles (Francisco Garriga) que participara en la construcción y decoración del lugar. Allí encontramos una cafetería y un vestíbulo con muebles de la época que transportan al espectador varias décadas atrás.
1982, UN AÑO CLAVE
El Cine Doré cayó en desuso y se deterioró gravemente con el paso del tiempo, hasta que en 1963 fue finalmente abandonado. Por suerte, el Ayuntamiento de Madrid decidió adquirirlo en 1982 y restaurarlo por completo (las obras duraron siete años), conservando los elementos arquitectónicos y decorativos originales.
Además de restaurar la sala de proyecciones de entonces, se añadió una segunda sala, y hasta una tercera al aire libre (llamada hoy Luis García Berlanga), donde se realizan proyecciones sólo en verano. Hoy el Cine Doré es la sede de la Filmoteca Nacional de España. Aquí puedes ver un breve reportaje:
¿SABÍAS QUÉ…?
Antiguamente al Cine Doré se le conocía como el Palacio de las Pipas, pues era muy habitual que los espectadores comieran durante la emisión de las películas.
Fotografía 01: Juan Antonio Segal
Fotografías 02 y 03: Manuel
Fotografía 06: Ministerio de Cultura
Comentarios
Estupenda llamada de atención a los que no lo conocen.
Gracias.
Entrada
Sin duda, merece mucho la pena visitar el Cine Doré y disfrutar allí viendo una buena película. Gracias por comentar. Un saludo!
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