Para poder valorar si nos conviene comprar o alquilar una vivienda debemos saber qué ventajas e inconvenientes tiene para nosotros una alternativa u otra. ¿Es mejor opción comprar o alquilar? Es la eterna pregunta que nos hacemos, y para poder responderla tendremos que tener muy en cuenta cuál es nuestra situación laboral y personal en el momento de tomar la decisión, y qué perspectivas de futuro tenemos. La semana pasada comentábamos que son buenos tiempos para la venta de vivienda en España (si bien existen importantes diferencias según la zona), y hace unos meses hablábamos del resurgir del alquiler. En general, el sector inmobiliario vive días considerablemente mejores a los que sucedieron al estallido de la burbuja, pero si dudamos entre comprar o alquilar un inmueble, ¿qué hay que tener en cuenta? Nosotros vamos a intentar sopesar cuáles son los factores que debemos considerar en cada opción.

SI COMPRAMOS UNA VIVIENDA…

Si atravesamos por una estabilidad laboral y emocional que nos garantice que vamos a vivir una larga temporada en el mismo lugar, comprar una vivienda es la opción más recomendable. En su día ya dimos en este blog 5 motivos para comprar un inmueble; desde luego, si el inmueble está bien ubicado en una ciudad importante estaremos realizando una buena inversión, pues la compra se revalorizará con el tiempo. Como ya dijimos en su día, a este factor hay que sumarle el de la tranquilidad que otorga una casa propia (pues nos aleja de la incertidumbre que produce el hecho de que el casero pueda obligarnos a cambiar de inmueble), y de lo interesante que resulta disponer de nuestro propio espacio como queramos y poder decorarlo a nuestro gusto. Respecto a los inconvenientes, tenemos que pensar en los gastos adicionales que una casa supone al mes (comunidad, IBI, basuras, etc.), y los gastos imprevistos de hipoteca que puedan surgir en caso de que el Euribor se recupere. Esto último no parece que vaya a producirse a corto plazo, como ya dijimos en su momento.

SI ALQUILAMOS UNA VIVIENDA…

La ventaja más obvia de alquilar un inmueble respecto a comprarlo es el desembolso económico que hay que hacer. Con un alquiler no se precisa disponer de una cantidad ahorrada de dinero (más allá de la fianza y la primera mensualidad). Otra ventaja respecto a la compra es que se puede dar marcha atrás; si por algún motivo el inquilino quiere cambiar de inmueble, puede hacerlo (siempre y cuando hayan transcurrido seis meses y se avise al arrendador con un mes de antelación). Una ventaja más es que, dependiendo de cada Comunidad Autónoma, se podrán optar a ciertas desgravaciones fiscales. No obstante, el alquiler tiene inconvenientes que se deben tener muy en cuenta. Uno evidente es que si la persona ha vivido de alquiler durante toda su vida, llegará a la jubilación sin tener su propia casa, y deberá seguir pagando el alquiler entonces, lo cual puede suponer una importante carga. El inquilino no podrá disponer de un espacio propio, no podrá decorarlo a su gusto, y en definitiva nunca se sentirá con la libertad de quien habita en un inmueble que le pertenece. Por último, el arrendatario deberá entenderse con el casero cuando haya que hacer alguna reparación en la casa, cuando tenga problemas con algún electrodoméstico, o si se producen desperfectos que afecten a algún vecino.