El Museo Cerralbo no es simplemente un museo; es una mansión que nos permite saber cómo vivían las familias madrileñas más acomodadas del S. XIX. En su interior encontramos una valiosa colección de arte con numerosas pinturas, grabados, esculturas y dibujos que abarcan todos los gustos que el Marqués de Cerralbo cultivó durante su vida. Cuando hablábamos en este blog del Museo Sorolla decíamos que además de contemplar la obra del pintor, la visita permite conocer la casa que el artista disfrutó en vida, todo un aliciente para el espectador.
Lo mismo ocurre en el Museo Cerralbo, pues además de disfrutar con la fantástica colección de arte que allí se expone, el visitante podrá pasear por un palacete aristocrático de finales del S. XIX perfectamente conservado. Hace algunas semanas hicimos un repaso en este blog de algunos de nuestros palacetes madrileños favoritos; entonces podríamos haber incluido perfectamente el Museo Cerralbo, ya que es un buen exponente de los palacetes madrileños que todavía pueden encontrarse en la capital. Hoy nos adentramos en él después de haber visitado la Muralla Musulmana, nuestra anterior parada en uno de los lugares con mucha historia de Madrid.
ARTE, LUJO Y DECORACIÓN
Enrique de Aguilera y Gamboa (1845-1922), fue un importante historiador y ante todo un apasionado de la arqueología, que ostentaba el título de marqués de Cerralbo. Gran amante del arte, reunió en vida una colección de más de 50.000 piezas, entre esculturas, pinturas, grabados, dibujos y todo tipo de antigüedades.
La muestra que puede verse en su museo constituye una de las colecciones privadas más importantes que hay en España, y reúne obras de artistas de la talla de Goya, El Greco, Tintoretto, Zurbarán o Van Dyck. Pero como ya hemos dicho, también el edificio tiene un importante valor artístico y cultural.
Se ubica en el nº 17 de la calle Ventura Rodríguez en un solar de más de 1.700 m2, y destaca por ser uno de los palacetes madrileños del S. XIX que mejor conservados están. Tanto es así que está considerado como museo de ambiente, al tener casi intacta la decoración original de la época. Fue el propio marqués quien marcó las pautas de cómo construir el palacete, en unas obras que duraron toda una década.
Las diferentes fachadas de la casa destacan por su decoración clasicista, y llaman la atención los cuatro imponentes torreones que presiden el edificio. En el interior, un gran portal con una escalera de mármol reciben al visitante.
La planta principal muestra toda su riqueza y opulencia, con salas, salones de recepción y diferentes áreas de servicio.
Allí llaman la atención los elementos decorativos (de estilo neobarroco y rococó); no hay lugar para la contención, pues allá donde se mire se encontrará una escultura, un reloj, un escritorio, un tapiz, una armadura, o un poco más arriba una preciosa lámpara de cristal de Murano.
Podemos ver cómo era el despacho del marqués, el comedor de gala (con la cubertería original de la época), el suntuoso salón de baile o la acogedora biblioteca.
En el exterior puede verse un jardín romántico de estilo inglés que el propio marqués proyectó mediante bocetos.
El edificio se inauguró como museo en 1944 y está declarado Monumento Histórico Artístico y Bien de Interés Cultural. Éste es un interesante reportaje sobre él:
¿SABÍAS QUÉ…?
En la armería del museo (donde se reúnen más de 700 piezas, entre armas de todo tipo y armaduras) es donde recibía el marqués a los invitados. Allí tenía lugar el habitual besamanos de bienvenida en fiestas y eventos especiales.
Fotografía 01: Luis García
Fotografía 02: Tim Adams
Resto de fotografías: Emilio
Comentarios
Nuevamente nos descubrís algo interesantísimo en este Madrid fantástico pero mal conocido por algunos.
Aunque las fotos son muy buenas se impone una visita.
Muchas gracias.
Entrada
Nos alegra de que te haya gustado! Es verdad que hay que visitarlo, porque no basta con ver las fotos; una visita permite disfrutar doblemente, tanto de la colección de arte y antigüedades como del edificio. Gracias por comentar!! Un saludo
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